I’m misused, misconstrued, I don’t need to be saved {Aimée´s Relations}

"Valentía, disciplina, templanza, autocontrol." Zephyrah surge de la infinita repetición de estos atributos porque podría decirse que es una mezcla homogénea de cada uno de ellos.
Posee cualidades humanas que están más desarrolladas en ella que en otro humano corriente, de las que sólo te enseña la vida. El sentido de la verdad, la generosidad y la fortaleza. De hecho, si se la conoce bien se llegará a la conclusión de que parece un ser de ideas firmas e incorrompible. Aunque, como ella misma argumenta, es una soberana memez juzgar a alguien por una primera impresión. Esto quiere decir que la misma vida que le ha enseñado el sentido de la verdad, la ha instruído en el arte de la mentira, del huir, del ser egoísta algunas veces.

Cuando se encuentra en la compañía de alguien de confianza suele mostrarse una persona tranquila, fácilmente abstraíble de la realidad, con una facilidad pasmosa para ponerse en la situación de los demás, y metafísica. Sobre todo esto último, parece tener en sí misma la verdad absoluta. Lo cierto es que maneja las palabras con maestría, teniendo normalmente una respuesta correcta e impredecible a cualquier pregunta.

Es una juglar. O debería decir un juglar. Hubo un momento de su vida en el que decidió que si quería comer tendría que hacer más que acostarse con el primer hombre que pasase y pudiese darle un mendrugo de pan; conocedora de todas las historias sobre héroes, caballeros y reyes no dudó en echarse a las calles del pueblo a recitarlas. Para eso tuvo que vendarse el pecho, cortarse el pelo y ocultarlo con una gorra. Pero a ella no le importa, porque a día de hoy sigue clamando a la gente para que escuche sus poemas épicos, acompañada de su laúd y alegrando a los ciudadanos. Con los desconocidos, por tanto, y debido a su terrible miedo de ser descubierta en una sociedad poco permisiva, se muestra frívola, fría, callada e incluso vengativa. Aquella que piensa que el fin justifica los medios, la que es capaz de ver morir a alguien sin variar un ápice su frío gesto, que utiliza las palabras como arma de doble filo y la que aprovecha cualquier debilidad de su adversario para atacarle a traición. No se deja tocar, puesto que saltan las alarmas automáticas de su cuerpo, y no dudará en golpear a quien lo haya hecho, y tras eso echar a correr.

En su vida diaria siempre lleva un orden. Suele hacer una serie de tareas predeterminadas por un horario que ella misma de autoimpone. Le gusta improvisar sólo cuando recita, que es cuando deja a su imaginación volar.

A veces, cuando la gente no tiene mendrugos de pan o comida que darle, no tiene reparos en robar. A cualquier persona, de cualquier puesto del mercado, lo que sea. Por eso es protagonista de múltiples altercados (los cuales acaban dándole más fama que sus propios espectáculos), la mayoría de las veces los conflictos suelen encontrarla a ella antes que a ella le de tiempo a buscarlos.

Nunca juzgará a nadie por su aspecto, por su ropa, por su nivel adquisitivo, por su popularidad entre la gente.

Siempre ha sido muy maniática, estrafalaria en cuanto a gustos, reservada para determinadas cosas y demasiada abierta para otras. También muy sincera, aunque eso no significa que no pueda mentir magistralmente si así lo quiere. No es risueña, más que nada porque no necesita demostrar constantemente su felicidad -sin embargo cuando sonríe no tiene reparo en mostrar sin pudor sus dientes torcidos-, apasionada de las emociones y peleada eternamente con las subidas de adrenalina, la cual destruye su autocontrol en las situaciones límite (y la hace violenta sólo en contadas ocasiones).