¿Yerbas para un hechizo?...puede que si {Alexander F}

Aquella mañana, nada mas el sol salio, me levante con ganas de ir a hacer unas compras.
Debia practicar algunos hechizos , pociones y demas, y necesitaba plantas, especias y...algo de algun que otro animal que podria encontrar en el enorme mercado de la ciudad, un lugar que adoraba, repleto de vida, de gente, de risas , de colores...me sentia realmente abrumada cada vez que pasaba por el.

Me vesti con un sencillo vestido violeta y recogi mi pelo en un sencillo moño del que unos pocos tirabuzones salian y prepare algo para desayunar, cafe y zumo, mas que para mi, para madre y Elisabeth, mi adorada hermana, asi que con mucho cariño, corte algunas piezas de pan y las deje metidas en la panera, para cuando se levantaran todo estuviera a su gusto.

Poco despues, sali de casa dirigiendome con una enorme sonrisa hacia el mercado, el cual cuando llege , ya estaba rebosante de gente, y los tenderos exhibian sus mejores productos, esperando que los compradores, se decantaran por sus puestos y por su material.

La gente en Londres, habia sido siempre muy educada con mi familia, cosa que no podia pasar por alto, aunque tambien sabia lo que pensaban de las brujas y demas, y tenia que ser muy cautelosa a la hora de hacer las compras, pues habia gente muy lista que sabia diferenciar perfectamente cuando alguien compraba hierbas y demas productos para hacer pociones, unguentos y hechizos.

Me pare en una tienda de especias y comenze a visualizar las que necesitaba. Romero, tomillo y algo de clavo...eso de momento estaba a la vista. Sonrei como una niña pequeña y me mordi el labio esperando mi turno para pedir las citadas especies. Por suerte, el puesto no estaba demasiado lleno y en nada, llegaria mi turno.

Fui por el mercado, necesitaba recoger especies para la comida de hoy, dado que mi hermana llegaría a la noche y no me apetecia demasiado cocinar, solo tomarme una tisana y algo relajante, antes de volver de nuevo al trabajo, fuí al mercado en busca de la tienda, en mi cinturón llevaba la pica y los instrumentos necesarios para esculpir, asi como mi cara llena de polvo debido al marmol, aunque me la limpié de alguna manera, aun así, no se podia negar que venia de la Catedral, pasaba entre la gente, siempre escuchaba a mi alrededor esas voces que decian "por ahi pasa el bastardo", comentarios que de alguna manera siempre intentaba hacerme el indiferente, pero en mi interior era hervia la sangre, caminaba entre damas de la corte, campesinos, artistas, habia oido que Leonardo Da Vinci se encontraba en la misma Inglaterra, y ello podia superarme, ¿y si no le gustaba? ¿ y si directamente me decia que no valia para escultor? decididamente no sabria como reaccionaria, era diferente que me lo dijera alguien que desconoce de arte a él, que era de algun modo quien entre sus pergaminos me habia enseñado, junto con mi...con el padre de Aliena, quien me habia enseñado la parte más practica.

Llegué allí e hice cola, pero fui a sacar la pica, cuando se me caieron las monedas,maldije en voz alta, sin importarme quien estuviese allí, pero digamos no tenia un buen día, me habia hecho un corte en una mano y escocia, encima solo hacian que darme prisa, miré mi mano mientras recogia las monedas, veia como caian gotas al suelo, entremezclando la plata con ese color rojizo, cogi las monedas y las puse en uno de los bolsillos.

Luego me levanté y observé que las mujeres me miraban, me abstuve de replicar cualquier cosa, dado que aquello empeoraria más, simplemente me quedé en silencio, apretando los dientes con la boca cerrada, busqué entre los bolsillos, alguna tela que sirviera para que pudiese parar la hemorragia, pero nada, simplemente encontré vacío, las mujeres volvieron sus vistas hacia delante, bajé la mirada con cierto aire triste, debido al cansancio y a las horas que llevaba, era una mezcla de tristeza y enfado contenida.