Anne Boleyn Casting

Los ojos de la joven se encontraban bien abiertos en aquella noche en la cual no podía dejar de pensar en el futuro que le esperaba debido a los deseos de su familia, deseos que ella sin oponer resistencia tendría que completar con velocidad si es que no quería decepcionar y dejar mal parados a sus progenitores. Su nuevo futuro de alguna forma le aterrorizaba, si quizá jamás había expresado aquello como tal y tampoco lo haría, pero si se sentía libre de pensar en aquello ya que de alguna forma tenía que acostumbrarse a lo que sería su nueva vida si lograba el objetivo de su padre.... ¿Reina? ¿Se imaginaba a s misma como la esposa del rey? No era difícil de contestar aquello porque la respuesta siempre sería afirmativa, aunque le causase temor el hecho de poder estar al brazo del rey no podía evitar sentir también aquel pequeño deje de gozo por estar tan cerca de acompletar aquello, solamente era cuestión de mantener el interés del monarca en pie. Pronto, podía sentir aquel futuro aproximarse rapidamente, ya no había dudas de que en algún momento el rey caería por completo en los encantos de la joven Bolein, la mirada cargada de aquella pasional lujuria, la forma de hablar y los movimientos que su majestad manifestaba alrededor la chica le delataban, por otro lado Anne se mantenía al margen de aquello pequeñas miradas y movimientos, todo de manera discreta para dejar en pie el interés del rey.

La joven con un ágil movimiento se levanto de la cama donde yacia recostada pensando en su futuro, el manto de la noche aún estaba presente en su habitación por lo que con sumo cuidado la chica se acerco hasta donde se ubicaba un pequeño tocador, con delicadeza tomo asiento en el banco que acompañaba el mueble teniendo cuidado de no ejercer ruido alguno, no deseaba tener a su padre y hermano en la habitación creando un interrogatorio el cual se basaría sobre todo en la relación que estaba teniendo ahora con el rey... No, no preguntarían sobre su ánimo o salud, solamente se acercarían a pedir más y más información sobre los avanzes que a diario tenía con su alteza, pero no los culpaba, no podía hacerlo solamente eran dos personas que deseaban ascender en la escalera de poder y por supuesto eso era aceptable, fuese usandola a ella -su hija y hermana- como usando cualquier otra cosa, de cierta forma también se sentía orgullosa de ser la persona con la cual ambos contaban ¿Quién mejor que ella?

El reflejo que le ofrecia el espejo, saco una delicada y pequeña sonrisa de sus labios, la luz de la luna le ilumniaba haciendo que su pálida piel pareciese que brillaba, su cabello negro enmarcaba aquel rostro que obtenía elogios por parte de muchos, era cierto... Su belleza era inigualable, nadie podía poseer aquel bello rostro más que ella y nadie podía cargar con el deber de este más que alguien como lo era ella. Lo lograría, era un hecho o mejor dicho era su nuevo proposito y no lo hacía solamente por su familia sino que lo haría de igual forma por ella, para dejar ver que Anne Boleyn era capaz de estar a lado de su majestad, lo lograría y nadie ni nada le detendría de obtener su objetivo. Lentamente la chica tomo su pequeño cepillo de plata dando con este unas pasadas por sus largos cabellos negros, sin apartar la mirada de su reflejo. No estaba segura de cuanto tiempo se había quedado observando y mucho menos sabía cuanto tiempo había estado pensando en su majestad, pero terminó por levantarse del pequeño lugar donde estaba para dirigirse por segunda vez aquel día a la cama, sin dejar de planear, organizar los movimientos que haría al día siguiente con el monarca, todo estaría fríamente calculado.
Se metio dentro de la sabanas, su rostro miraba hacia la ventana donde los pequeños rayos de luna seguían bañando la habitación, una sonrisa apareció en los labios de la joven antes de que se sumiera en un nuevo sueño, un nuevo sueño en el cual solamente se reflejaba el estres que sentía por cumplir su objetivo, estres por fallarse a si misma y el estres de pensar que su majestas había fijado sus ojos en ella, el deseo de muchas, el sueño de algunas y la realidad de ella. Tendría que seguir con aquel juego, en el cual las reglas estaban impuestas por él monarca ¿Por qué? Porque él sería el que guiara todo aquello, solamente esperaba que fuese rápido no soportaría tener las miradas de todos en ella por ser la amante del rey, no lo haría.

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Era hora... Después de la difícil noche que había pasado la joven Boleyn se encontraba con rumbo al castillo de su majestad, estaba segura de que le vería aquella mañana, así sería. El camino había sido incómodo las palabras de su padre no habían sido escuchadas realmente, la joven se limitaba a asentir y al bajar del carruaje se había volteado a ver a su padre con expresión fría y sería -Aún cuando me tenga ¿Quién demuestra que se quedara conmigo?- el sonido de sus palabras retumbaron dentro del carruaje, era a lo único quizá que temía la joven a parte de ser vista solamente como la amante ¿Quién decía que su majestad la mantendría por siempre a su lado? Se esparcían a diario rumores sobre las amantes de su majestad, su propía hermana había sido una de ellas. Ahora estaba segura de que tendría que mantener el interés del rey vivo, no por uno o dos años, sino hasta donde se le permitiese ir.